• lunes, agosto 21, 2006

    Quién lo vive es quién lo goza

    por Alejandro Angel Torres


    El calor de una vela y cierta coquetería innata pasan a mi lado, me doy la vuelta y es Adriana la cumbiambera mayor que con melódicos pasos anima y desanima a su parejo; un poco más allá una marimonda alegra a la multitud con innumerables mofas al tiempo que, con gracia exagerada, hace sonar su pea pea.

    Y la vista sigue y se encuentra a dos monocucos fregando la vida y sigue y se encuentra un grupo de garabatos practicando los tres pasitos pa’ acá y los do pa’ allá, mil y un disfraces que mezclados con las banderas de Colombia, Barranquilla y hasta la del juniorrrrr le dan un tono de color y alegría a la calle atestada de gente.

    Empiezo a sentir en mi cuerpo los 37 grados a la sombra del cumbiodromo en plena vía 40 de Barranquilla, puedo escuchar claramente el ruido de la gente, la bulla de las tamboras incluso escucho cómo todos destapan al unísono una lata de cerveza helada, vestida de novia, y al tiempo mis pies se mueven con el ritmo de toda esa música... en esos momentos el sueño...crack... se quiebra; vuelvo a sentir los 8 grados que acompañan la tarde de invierno en Barcelona a 12 mil y pico de kilómetros del soñado cumbiodromo, abro los ojos lentamente esperando encontrar la calle vacía, pero no, están ahí, en plena Carrer de Sants, en el corazón de Barcelona, una recocha de marimondas, garabatos, cumbia y monocucos alegra al publico, la gente vitorea cada paso de los alegres bailadores y es definitivo: el Carnaval de Barranquilla llego a Barcelona pa’ quedarse.

    Y ahí está Claudia, barranquillera, barranquillerisima, viendo el desfile como a los toros: desde la barrera, hasta que oye unos pitos y una tambora entonando una cumbia y no se lo cree, por un momento vuela su imaginación a la vía 40 pero no, ella también está en Barcelona y no reprime sus impulsos y directamente salta a la calle a seguir los pasos de los inspirados garabatos y baila, simplemente baila, no escucha ni las ovaciones del público ni los gritos de emoción de sus amigos, en su cabeza sólo retumba una tambora y una alegría única.

    Y Que decir de Jordi y Xavi, catalanes para mas señas, alegres por estar bailando, alegres por sentir el ritmo de una música que poco por no decir nada han oído antes, pero ahí van en pleno desfile representando a las barriobajeras marimondas y nadie se queja por que el ritmo es el ritmo. Y con ritmo pasan de un lado a otro los tragos de ron, roncito pa’ calentar o roncito pa’ emocionar, “como si necesitáramos algo para estar más emocionados de lo que ya estamos, te parece poco representar al carnaval de la arenosa del otro lado del charco”, afirma Guillermo al tiempo que se quita su mascara de monocuco y se toma un trago.

    La tarde cae y el desfile va llegando a su fin, el grupo baila y sigue bailando y no quisiera dejar de bailar por que quieren seguir mostrándole a los asistentes que Colombia es Shakira, Juanes, el Pibe y Juan Valdez, que Colombia es cultura y cultura es Carnaval de Barranquilla que quien lo vive es quien lo goza. Echeeeeeeeee.

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